Para guardar el vino ¿Qué debemos saber?

El lugar idóneo de conservación del vino es en la bodega. Sin embargo, para disfrutar de una bodega en casa, es imprescindible elegir un lugar de almacenamiento con condiciones determinadas de temperatura y humedad las cuales deben ser constantes y juegan un rol preponderante para una buena guarda.

 

• Cuando compre un vino observe con atención el número impreso al pie de la contra-etiqueta  y compre el mayor, ya que es último en llegar. Elija las botellas que están al fondo de las góndolas, las cuales están menos expuestas a la luz. No compre las que tengan polvo sobre sus hombros: de lata que estuvieron paradas mucho tiempo.

 

• No todos los vinos pueden ser guardados ni todos mejoran con la guarda. El vino debe ser especialmente preparado para ello, por ejemplo, los añejados en roble.

 

• Los vinos blancos son difíciles de conservar por más de dos años. Los vinos tintos argentinos pueden conservar su calidad entre 3 y 12 años, según su cuerpo y grado alcohólico (para poder guardarlo no debe ser inferior a 12,5°). Las variedades como el Cabernet Sauvignon,  Malbec y Syrah son los que soportan más tiempo de guarda.

 

• Se debe guardar los vinos a una temperatura constante durante todo el año. El calor es el enemigo máximo del vino, ya que acelera su envejecimiento. Lo ideal sería una constante que ronda entre los 10°C y los 17°C y las fluctuaciones térmicas de más de 3°C pueden provocar la aparición de aromas no deseados en el vino.

 

• No compre los vinos que estén en vidrieras, ni debajo de una luz dicroica y muchos menos las botellas que estén expuestas al sol, ya que el vino necesita oscuridad, especialmente los blancos o espumosos, que se oxidan  con mayor rapidez en contacto con la luz.

 

• El vino debe estar alejado de cualquier fuente de olores. Tampoco almacene vinos junto a pinturas ni diluyentes, es fundamental proteger los aromas del vino.

 

• Aislamiento acústico, ya que las vibraciones que provocan los sonidos alteran la estabilidad del vino en la botella.  La misma no debe ser maltratada. El vino es como la mayoría de las personas: no quieren que lo molesten.

 

• Lo ideal es mantener una humedad constante de entre el 60% y 80%. Si es mayor puede generar hongos y si es menor el corcho tiende a secarse. Lo ideal es tener un termómetro-higrómetro en la pared que ayudará a controlar la temperatura y la humedad.

 

• Las botellas deben permanecer acostadas, para que los corchos se mantengan hidratados e inflados. Hay quienes dicen que la cámara de aire que queda en la botella  ya tiene la humedad suficiente. Enólogos de renombre sugieren que de las dos aclaraciones se inclinan por la primera.

 

• No se preocupe si observa en la botella algún depósito. Pruébelo con confianza, jamás se transformará en un producto nocivo.

 

• Organizar la bodega de una forma práctica. Las botellas no deben estar apiladas unas sobre otras lo que impediría su identificación y complicaría el tomarlas sin mover el resto. También es muy útil colocarlas  por fechas de consumo y tipo de vino.

 

• Recordar siempre que el vino está para ser disfrutado. Los vinos tienen una vida útil y sobrepasarla con lleva que pierda las características organolépticas propias del vino. Por lo tanto no dejen “ese” vino para una ocasión especial, sino, que HOY es la mejor ocasión especial.